La muy pendeja me cagó. Era de noche. Al poner los dos piecitos –como siempre- en Ayacucho con Benavides recién caí en la cuenta que la muy pendeja no me había dado el vuelto de los cinco soles que le di. Eso le pasa a uno por quedarse dormido en la combi. Porque bien que la muy pendeja me hubiera despertado si me hubiera quedado dormido sin aún haberle dado el pasaje correspondiente. Para eso sí, vivísima la muy pendeja. Felizmente yacía en el fondo de mi monedero una china salvadora para mi siguiente micro que me dejaría a media cuadra del dulce hogar. Privado de mi vuelto y ya en la tranquilidad de mi casa, me pregunto si es que realmente esta cobradora es una tremenda pendeja. ¿Seremos nosotros, los usuarios/pasajeros de la combi quienes edificamos esta imagen suya, totalmente maligna? ¿Describimos lo que vemos o queremos ver lo que describimos?
Reza el dicho “y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza”. ¿No es acaso el hombre quien crea a Dios a imagen y semejanza de su pensamiento? De esta misma manera, ¿los peatones/mortales no creamos la imagen del Chofer, Cobrador y Datero? ¿Estamos creando una nueva Santa Trinidad?
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2 comentarios:
Mario, cómo te ha afectado tu tesis. Mucha filosofía sobre el transporte vial. Tu artículo sobre Oasis está bien paja.
Jamás fue una tesis, el Chofer quisiera. Tan solo un extracto de mi ensayo en Prácticas y Escenarios. Gracias por lo de Oasis.
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